La discriminación es un fenómeno social que puede manifestarse de múltiples maneras.
En la escuela la discriminación adquiere dimensiones muy particulares por la complejidad de las relaciones socio afectivas que en ella se producen.
Por ejemplo los niños más intrusivos son los que mayormente sufren algún tipo de discriminación por sus particulares características.
Si tuviésemos que listar las diferentes formas de discriminación en la escuela tendríamos que agregar en esa lista las siguientes: una mirada de rabia, una palabra desvalorativa, un gesto de desprecio, etcétera.
En cierta ocasión tuve la oportunidad de recibir a un niño de marcadas características afro americanas quién no calaba ni con su grupo ni con su docente.
A los días de haberlo recibido, como una suerte de cambio de sección, me enteré que su madre estaba gravemente enferma de VIH. Y lo supe por la protesta de mis representantes quienes no querían que sus hijos estudiaran con él por temor a que estuviese igualmente contagiado con el virus.
Ante la situación anterior tuve que tomar una actitud firme de defensa de los derechos de este escolar, así como de orientación a mis representantes sobre las implicaciones de ésta terrible enfermedad.
Lo ideal era que esa información no hubiese trascendido el ámbito familiar privado hacia el conocimiento público de las personas de su entorno, pero considerando que muchos representantes eran vecinos del mencionado alumno era casi imposible guardar el secreto.
Al final mis representantes entendieron que no había motivo real para temer ya que el niño era completamente sano.
Con el ejemplo anterior he querido ilustrar de una manera significativa cómo la discriminación puede afectar la estabilidad emocional de las personas y de las instituciones.
Sabemos que la lucha contra la discriminación en las escuelas es muy difícil debido a la diversidad de manifestaciones en que ella se expresa pero es el deber de cada docente tratar de disminuir, hasta donde le sea posible, las prácticas discriminatorias; sobre todo con aquellos alumnos intrusivos.
No es fácil pero con esfuerzo podemos alcanzar el objetivo de erradicar de nuestras escuelas todo tipo de discriminación.
Con el cultivo del amor, de la tolerancia, del diálogo, del respeto, de la solidaridad y de la cooperación daremos los primeros pasos objetivos para que el ambiente socio afectivo entre los alumnos y docentes sea cada día más humano.
En la escuela la discriminación adquiere dimensiones muy particulares por la complejidad de las relaciones socio afectivas que en ella se producen.
Por ejemplo los niños más intrusivos son los que mayormente sufren algún tipo de discriminación por sus particulares características.
Si tuviésemos que listar las diferentes formas de discriminación en la escuela tendríamos que agregar en esa lista las siguientes: una mirada de rabia, una palabra desvalorativa, un gesto de desprecio, etcétera.
En cierta ocasión tuve la oportunidad de recibir a un niño de marcadas características afro americanas quién no calaba ni con su grupo ni con su docente.
A los días de haberlo recibido, como una suerte de cambio de sección, me enteré que su madre estaba gravemente enferma de VIH. Y lo supe por la protesta de mis representantes quienes no querían que sus hijos estudiaran con él por temor a que estuviese igualmente contagiado con el virus.
Ante la situación anterior tuve que tomar una actitud firme de defensa de los derechos de este escolar, así como de orientación a mis representantes sobre las implicaciones de ésta terrible enfermedad.
Lo ideal era que esa información no hubiese trascendido el ámbito familiar privado hacia el conocimiento público de las personas de su entorno, pero considerando que muchos representantes eran vecinos del mencionado alumno era casi imposible guardar el secreto.
Al final mis representantes entendieron que no había motivo real para temer ya que el niño era completamente sano.
Con el ejemplo anterior he querido ilustrar de una manera significativa cómo la discriminación puede afectar la estabilidad emocional de las personas y de las instituciones.
Sabemos que la lucha contra la discriminación en las escuelas es muy difícil debido a la diversidad de manifestaciones en que ella se expresa pero es el deber de cada docente tratar de disminuir, hasta donde le sea posible, las prácticas discriminatorias; sobre todo con aquellos alumnos intrusivos.
No es fácil pero con esfuerzo podemos alcanzar el objetivo de erradicar de nuestras escuelas todo tipo de discriminación.
Con el cultivo del amor, de la tolerancia, del diálogo, del respeto, de la solidaridad y de la cooperación daremos los primeros pasos objetivos para que el ambiente socio afectivo entre los alumnos y docentes sea cada día más humano.
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