Por. Lic/Dplmd: Rodolfo Mèndez
En uno de mis cursos, en segundo grado, tuve la suerte de tener a un alumno súper inteligente y muy asiduo en eso del manejo de las computadoras y del acceso a la autopista de la comunicación y de la información (Internet).
En ese tiempo se iniciaba en mi escuela el programa de aula virtual y a falta de instructores especializados en informática la Secretaría de Educación del Gobierno de Carabobo nos exigía, por no decir obligaba, a los docentes a impartir las clases de computación aún sin tener los conocimientos suficientes sobre la materia.
En ese tiempo se iniciaba en mi escuela el programa de aula virtual y a falta de instructores especializados en informática la Secretaría de Educación del Gobierno de Carabobo nos exigía, por no decir obligaba, a los docentes a impartir las clases de computación aún sin tener los conocimientos suficientes sobre la materia.
Recuerdo bien que ese alumno cuyo nombre es Ricardo me ayudó mucho, ya que poseía un amplio conocimiento y habilidades en el manejo de la computadora, aún cuando yo también dominaba cierta información. Siempre intercambiábamos experiencias e ideas; yo aprendía mucho de él.
Debo decir que Ricardo, ese niño de segundo grado, me inspiró a aprender cada día más sobre las nuevas tecnologías y su aplicación al campo educativo...
Era muy interesante verlo encender y apagar los equipos, abrir y cerrar programas y aplicaciones, navegar por Internet con una habilidad sorprendente en la búsqueda de información y de edición de la misma...
Cuando recuerdo está agradable experiencia de aprendizaje viene a mi mente la siguiente reflexión: evidentemente que los docentes no nos la sabemos todas y que siempre debemos estar abiertos a aprender de nuestros alumnos, igualmente no debemos desestimar todos los beneficios que nos aportan las nuevas tecnologías para desarrollar un proceso de enseñanza y aprendizaje eficiente, rico y efectivo que beneficie abiertamente a nuestros alumnos y a nosotros mismos como profesionales.
Yo lo he experimentado desde que decidí un buen día dirigirme a un centro de navegación a hurgar en las computadoras y preguntando a quienes se sentaban a trabajar a mi lado. Fue así como aprendí de computación sin realizar estudios formales sobre el uso de está tecnología.
A Ricardo le agradezco la inspiración que me dio para que me involucrará mucho más profundo con la computación; en hora buena...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario