En la escuela como organización estructural existe un tipo de auditoría no formal ya que no es ejecutada por ninguna autoridad; es un tipo de auditoría “oculta” ya que es realizada por la comunidad a través de los representantes y estudiantes quienes la hacen sin ningún método pre-diseñado.
Los auditores no formales (representantes y estudiantes) valoran el desempeño de los docentes expresando su evaluación en forma oral haciendo uso de la técnica del rumor y la crítica (buena o mala) según la valoración realizada.
Este tipo de auditoría es continua porque se realiza en el día a día y a través de la misma la comunidad puede determinar la posición de liderazgo que ocupará el docente dentro de la misma.
En este proceso los auditores valoran:
a).- La relación asistencia – inasistencia del personal docente.
b).- La motivación del docente hacia su labor pedagógica.
c).- La creatividad del personal para organizar y desarrollar actividades donde se permita la participación de todos.
d).- La disposición y entrega del docente por su trabajo.
e).- El trato y apoyo que el educador le da a sus estudiantes y representantes.
Un gerente educativo llámese supervisor, director, subdirector o coordinador no debe desestimar la opinión de los auditores no formales al momento de evaluar a su personal.
Al final, la evaluación obtenida por el docente en esa auditoría no formal, determinará el deseo de representantes y estudiantes de contar o no con ese educador para los futuros años escolares.
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