Una evaluaciòn que le permita al alumno y a su familia participar activamente en la toma de decisiones, es una evaluaciòn democràtica.
Desde la escuela podemos procesar esa forma de participaciòn en la evaluaciòn para lo cual propongo las siguientes ideas generales:
Como docente tome conciencia de la necesidad de revisar sus paradigmas sobre la educaciòn y sus implicaciones (en nuestro caso la evaluaciòn).
Esa revisiòn paradigmàtica debe pasar, necesariamente, por el desprendimiento de la evaluaciòn cuantitativa y adoptar la forma cualitativa, donde se describan las fortalezas y las debilidades de cada sujeto porque definitivamente los alumnos no son un nùmero, ni un promedio aritmètico o estadìstico , son màs bien un conjunto de palabras que al enlazarse conforman una oraciòn de vida y de existencia humana.
Convoque a los padres, madres y/o representantes y explìqueles en que consiste la evaluaciòn cualitativa como proceso para valorar a sus hijos e hijas (sus aprendizajes, valores, fortalezas, debilidades, intereses, aptitudes y actitudes màs significativas). No cometa nunca el error de establecer o dar por hecho la existencia de una correlaciòn o equivalencia entre la evaluaciòn cuantitativa y la cualitativa en el sentido de que, por ejemplo,un literal sea igual a un nùmero: A= 20 - 19 , B= 18 - 17, etcètera.
Pregùntele a sus representantes què esperan ellos de usted como docente, què esperan de la escuela a la cual asisten sus representados, què esperan de sus propios hijos y què esperan de ellos mismos como padres ( hetero evaluaciòn). Igualmente resultarìa muy conveniente que usted se formule asimismo y a sus alumnos esas interrogante ( autoevaluaciòn).
Mantenga informados periòdicamente a los representantes y alumnos sobre los progresos alcanzados durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cuando el resultado sea desfavorable diseñe nuevas estrategias para corregir el rumbo, siempre negociando con los actores.